Antes de que suene el primer “vamos”, hay un momento que solo los verdaderos padeleros entienden. Es ese ritual previo al partido, donde la convivencia, la charla y hasta el outfit juegan un papel clave para lo que está por venir.
La tarde empieza con risas, bebidas en mano, y pláticas que van desde el trabajo hasta la última anécdota de la semana. Afuera de la cancha, todo es relajado. Se siente la camaradería, la buena vibra y la emoción de volver a ver a la banda. Pero mientras el reloj avanza, algo empieza a cambiar.
Uno a uno, los jugadores se levantan y van por su mochila. Es el momento de elegir el outfit: la camiseta favorita, los shorts cómodos, las muñequeras que ya son cábala y, por supuesto, los tenis que nunca fallan. “Cambiarme de ropa es como ponerme el chip de competencia”, cuenta Fer, quien nunca entra a la pista sin su gorra de la suerte. “Es mi manera de decirle al cuerpo y a la mente: ya es hora de jugar en serio”.
El vestidor se convierte en un espacio de transformación. Las bromas siguen, pero ahora mezcladas con frases como “hoy sí nos los llevamos” o “prepárate para el remate”. Para muchos, el simple acto de ajustarse el grip o ponerse la muñequera es el último paso antes de dejar la convivencia y entrar en modo competencia.
“Cuando me pongo el outfit de juego, siento que dejo atrás el día y me concentro solo en la cancha”, dice Mariana, quien asegura que estrenar ropa nueva siempre le da un extra de confianza. “No es solo por verme bien, es porque me siento lista para darlo todo”.
Al cruzar la puerta de la cancha, la energía cambia. Los nervios aparecen, la mirada se vuelve más seria y la mente se enfoca en cada punto. El ritual ha surtido efecto: ahora sí, empieza el juego de verdad.
Y es que en el pádel, la gloria no sólo se alcanza con técnica o fuerza. También se construye desde antes, en esos pequeños detalles que preparan el cuerpo y la mente para competir. El outfit, la actitud y el ritual previo son parte de la magia que hace de cada partido una experiencia única.
Así que la próxima vez que te prepares para jugar, recuerda: la gloria empieza mucho antes del primer saque. Empieza en la convivencia, en la elección de tu outfit y en la actitud con la que entras a la cancha. Porque en Bandeja, cada ritual cuenta.